La metabolómica deportiva ha emergido en los últimos años como una herramienta poderosa para la evaluación exhaustiva de los cambios bioquímicos que ocurren en el cuerpo durante el ejercicio físico. Se basa en el análisis de metabolitos, pequeñas moléculas resultantes de procesos celulares, y ofrece una visión integral de la fisiología del atleta.
En el contexto del deporte, la metabolómica permite una comprensión profunda de cómo el ejercicio impacta el metabolismo. Abre nuevas posibilidades en la personalización del entrenamiento, la nutrición y la recuperación.
Uno de los aspectos más fascinantes de la metabolómica es su capacidad para desvelar los cambios metabólicos asociados con el rendimiento deportivo. Durante el ejercicio, el cuerpo sufre una serie de adaptaciones para responder a las demandas energéticas. La metabolómica permite identificar los perfiles que están directamente correlacionados con una mejor capacidad física, como los niveles de lactato, ácidos grasos y aminoácidos de cadena ramificada (BCAAs).
Por ejemplo, estudios recientes han identificado que ciertos metabolitos relacionados con el metabolismo de los carbohidratos y las grasas pueden servir como biomarcadores del rendimiento aeróbico. La identificación temprana de estos metabolitos en atletas podría permitir ajustes en los programas de entrenamiento para maximizar el uso eficiente de las reservas energéticas del cuerpo.
Además, la metabolómica ayuda a comprender cómo diferentes tipos de ejercicios (resistencia, fuerza, etc.) influyen en rutas metabólicas específicas, proporcionando una base sólida para el diseño de entrenamientos personalizados según el perfil metabólico del deportista.
La prevención de lesiones es uno de los principales retos en la medicina deportiva. En este contexto, la metabolómica ha demostrado ser una herramienta útil al permitir la identificación temprana de biomarcadores relacionados con el riesgo de lesiones. Un ejemplo clave es el uso de la Glyc-A, un biomarcador emergente que refleja los niveles de inflamación sistémica crónica en el cuerpo.
La Glyc-A es una señal integrada obtenida mediante resonancia magnética nuclear (RMN) que mide la glicosilación de varias proteínas de fase aguda, como la alfa-1-antitripsina, la haptoglobina y la orosomucoide, entre otras. Estas proteínas se elevan en respuesta a la inflamación. Su cuantificación mediante la señal de Glyc-A ofrece una imagen más estable y reproducible del estado inflamatorio que los marcadores tradicionales como la proteína C reactiva (PCR).
En el ámbito deportivo, la inflamación de bajo grado, mantenida durante largos periodos, puede contribuir a la aparición de lesiones por sobreuso, como tendinopatías o fatiga muscular crónica. Medir la Glyc-A permite detectar estados inflamatorios subclínicos que pasarían desapercibidos hasta que la lesión se manifieste.
Un atleta con niveles elevados de Glyc-A podría estar en riesgo de desarrollar una lesión debido a una inflamación crónica de bajo grado, aun cuando no presente síntomas evidentes. Al identificar esta alteración metabólica a tiempo, los médicos deportivos podrían ajustar la carga de entrenamiento o implementar estrategias antiinflamatorias (como la modificación de la dieta o la suplementación) para reducir el riesgo de lesión.
El seguimiento regular de Glyc-A en los atletas proporciona un monitoreo continuo del estado inflamatorio. Permite ajustes proactivos en el programa de entrenamiento para minimizar el daño acumulado. Esto resulta particularmente valioso en deportes de alto impacto o en fases de entrenamiento intenso, donde el cuerpo está sometido a un estrés constante y el equilibrio entre recuperación e inflamación es crucial para evitar lesiones.
La inclusión de biomarcadores como Glyc-A en la evaluación regular de los atletas representa un avance significativo en la medicina preventiva deportiva. Ayuda a detectar y mitigar posibles factores de riesgo antes de que se produzcan lesiones.
La recuperación es uno de los aspectos más estudiados en la metabolómica aplicada al deporte. Después de una competición o entrenamiento intenso, el cuerpo necesita restaurar su equilibrio metabólico. A través del análisis de metabolitos, se pueden monitorizar los niveles de fatiga, el estado de hidratación y la inflamación.
La medición de lactato en sangre es una práctica común en deportes de resistencia para evaluar el grado de recuperación. Sin embargo, la metabolómica permite un enfoque más detallado. Esta mide también otros biomarcadores relacionados con el estrés muscular y el daño celular.
Este enfoque ayudará a los nutricionistas a optimizar la nutrición post-ejercicio, ajustando la ingesta de macronutrientes y suplementos según las necesidades individuales del atleta. De esta manera, se puede acelerar la recuperación y minimizar el riesgo de lesiones relacionadas con la fatiga o la mala recuperación muscular.
Uno de los avances más prometedores en la metabolómica deportiva es su potencial para personalizar la nutrición según el perfil metabólico de cada atleta. Dado que cada persona responde de manera diferente a la ingesta de alimentos, la metabolómica permite ajustar las dietas y los suplementos de manera precisa.
Por ejemplo, algunos atletas pueden metabolizar los carbohidratos más eficientemente, mientras que otros pueden beneficiarse más de una dieta alta en grasas. Al analizar los metabolitos que reflejan la capacidad de oxidación de grasas o la utilización de glucosa, es posible diseñar planes nutricionales adaptados a las necesidades metabólicas específicas de cada deportista.
Esta perspectiva no solo optimiza el rendimiento durante el entrenamiento y la competición. También ayuda a prevenir deficiencias nutricionales que podrían comprometer la salud a largo plazo.
Uno de los principales desafíos en la implementación de la metabolómica en el deporte es la estandarización de los protocolos de muestreo, análisis y la interpretación de los datos metabolómicos. Sin embargo, en Biosfer Teslab, hemos desarrollado un workflow estandarizado basado en la resonancia magnética nuclear (RMN). Ha demostrado ser robusto y estable durante más de 10 años en el ámbito biomédico. Este trabajo ha sido validado en estudios relacionados con la salud cardiovascular y metabólica. Creemos firmemente que su aplicación puede extenderse al sector deportivo.
La tecnología que utilizamos es transversal, nos permite analizar perfiles metabólicos de manera precisa y reproducible. Estamos convencidos de que esta capacidad podría ser aprovechada para optimizar el rendimiento, la recuperación y la prevención de lesiones en los atletas. Esta estandarización en RMN podría ofrecer una solución eficaz para superar las barreras actuales en el campo de la metabolómica deportiva, abriendo nuevas oportunidades para la personalización del entrenamiento y la nutrición deportiva.
Desde Biosfer Teslab, invitamos a los investigadores, médicos y profesionales del deporte a explorar la metabolómica como una herramienta clave para avanzar en el conocimiento científico y aprovechar todo su potencial en la práctica deportiva.
El campo de la metabolómica deportiva está lleno de oportunidades por explorar. Creemos que la colaboración entre las distintas disciplinas puede llevar a descubrimientos importantes que beneficien tanto a los atletas como a la medicina del deporte en general.