Inflamación de bajo grado y glicoproteínas: nuevas evidencias tras la cirugía metabólica

Inflamación de bajo grado: el hilo invisible que conecta obesidad y riesgo cardiometabólico

La obesidad no solo implica un exceso de peso; es una enfermedad compleja asociada a un estado inflamatorio crónico de bajo grado, silencioso pero persistente, que contribuye al desarrollo de diabetes tipo 2, hipertensión, hígado graso y enfermedad cardiovascular. Este estado deriva de la expansión del tejido adiposo, que actúa como un órgano metabólicamente activo capaz de liberar adipocinas y citocinas proinflamatorias, manteniendo una inflamación sistémica sostenida que incrementa el riesgo cardiometabólico incluso en ausencia de síntomas.

Aunque los marcadores tradicionales como la proteína C reactiva (PCR) o la PCR ultrasensible (hsPCR) pueden reflejar parte de este proceso, su elevada variabilidad interindividual y su sensibilidad a fluctuaciones agudas limitan su utilidad clínica. 

En este contexto, un nuevo estudio publicado por Mercedes Bernaldo de Quirós Fernández, Elías Rodríguez Cuellar, Blanca Otero Torrón, Nuria Amigó, Eduardo Ferrero Herrero, Cristina Martín‐Arriscado Arroba y Ana Isabel Pérez Zapata en Obesity Surgery demuestra que la espectroscopía de resonancia magnética nuclear (RMN) y los biomarcadores derivados de glicoproteínas —GlycA, GlycB y GlycF— permiten evaluar con gran precisión este estado inflamatorio y monitorizar su reducción tras la cirugía metabólica, ofreciendo una caracterización más estable, reproducible y sensible que los marcadores convencionales.

Figura 1. Glicoproteínas

GlycA, GlycB y GlycF: biomarcadores avanzados obtenidos por RMN

Las proteínas de fase aguda presentan estructuras glicadas características —N-acetilglucosamina y N-acetilgalactosamina (GlycA) y N-acetilneuramínico (GlycB)— que pueden cuantificarse directamente en plasma mediante espectroscopía de RMN. La medición de GlycA y GlycB refleja un conjunto integrado de proteínas proinflamatorias, en lugar de un único marcador aislado, lo que proporciona una evaluación más robusta y reproducible del estado inflamatorio sistémico.

A diferencia de la PCR y la hsPCR, cuyos niveles muestran mayor variabilidad interindividual y menor fiabilidad para predecir riesgo cardiovascular, las señales de glicoproteínas derivadas de RMN ofrecen estabilidad analítica y menor susceptibilidad a fluctuaciones agudas, capturando de forma más fiel la inflamación crónica de bajo grado.

Los índices H/W (height/weight) de GlycA y GlycB permiten profundizar en la interpretación del perfil inflamatorio: la altura del pico refleja la concentración de proteínas de fase aguda, mientras que la anchura está relacionada con su estado de agregación y la estabilidad de los enlaces glicosilados. Así, picos más altos y estrechos se asocian a un mayor estado proinflamatorio.

Por su parte, GlycF representa grupos N-acetil no unidos a proteínas; aunque su papel está menos definido, complementa la caracterización global del estado inflamatorio del paciente.

Un estudio para evaluar el impacto real de la cirugía metabólica

El estudio analizó a 52 pacientes con obesidad sometidos a cirugía metabólica, incluyendo bypass gástrico (RYGB), bypass gástrico en omega (BRYGB) y gastrectomía vertical (SG). La edad media fue de 46 años, con un IMC previo de 43,6 kg/m², y el seguimiento se prolongó durante 18 meses.

Los biomarcadores GlycA, GlycB, GlycF y los índices H/W fueron cuantificados mediante RMN ¹H en un espectrómetro Bruker Avance III 600 MHz, antes de la intervención y al final del seguimiento. Al actuar cada paciente como su propio control, fue posible medir directamente el impacto de la cirugía sobre la inflamación sistémica.

Resultados, implicaciones clínicas y conclusión

Los resultados mostraron una reducción marcada y sostenida de la inflamación de bajo grado tras la cirugía metabólica, con descensos muy significativos en GlycA, GlycB y GlycF —todos con tamaños del efecto excepcionalmente grandes (Cohen’s d > 1,8)— independientemente de la técnica quirúrgica empleada. Esta caída profunda indica que la cirugía no solo contribuye a la pérdida de peso, sino que modula de forma intensa el estado inflamatorio sistémico, un componente clave del riesgo cardiometabólico. La caracterización avanzada mediante RMN permite identificar con precisión cómo evoluciona este estado, detectar perfiles de riesgo residual y orientar intervenciones personalizadas en el seguimiento clínico. En conjunto, los hallazgos refuerzan el valor de las glicoproteínas obtenidas por RMN como herramienta para monitorizar beneficios metabólicos más allá de la reducción ponderal, aportando una visión más completa y sensible del impacto real de la cirugía metabólica sobre la salud inflamatoria y cardiovascular.

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