Un estudio reciente publicado en el International Journal of Molecular Sciences proporciona evidencia significativa sobre los beneficios de la dieta mediterránea combinada con actividad física para pacientes con síndrome metabólico. Fue liderado por un equipo de expertos incluyendo a Beatriz Candás-Estébanez, Bárbara Fernández-Cidón, Emili Corbella, Cristian Tebé, Marta Fanlo-Maresma, Virginia Esteve-Luque, Jordi Salas-Salvadó, Montserrat Fitó, Antoni Riera-Mestre, Emilio Ros, y Xavier Pintó.
Los investigadores provienen de centros prestigiosos como el Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) del Instituto de Salud Carlos III en Madrid, la Unidad de Nutrición del Departamento de Bioquímica y Biotecnología en la Universidad Rovira i Virgili en Reus, el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) en el Hospital Universitario Sant Joan de Reus, el Instituto de Investigación Médica del Hospital del Mar (IMIM) en Barcelona, el Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina, Campus Bellvitge, Universidad de Barcelona, y la Clínica de Lípidos del Departamento de Endocrinología y Nutrición en el Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi Sunyer (IDIBAPS), Hospital Clínic en Barcelona.
Impacto de la dieta mediterránea en pacientes con síndrome metabólico
En el estudio se utilizó la resonancia magnética nuclear (RMN) para evaluar el impacto de la dieta mediterránea y la actividad física en el perfil lipoproteico de pacientes con síndrome metabólico. Los hallazgos mostraron mejoras significativas en indicadores clave de salud cardiovascular, como la reducción de triglicéridos y colesterol LDL, y un aumento en el colesterol HDL. Además, hubo una disminución significativa en el colesterol LDL pequeño y denso (sd-LDL-C), y un aumento en las partículas LDL y VLDL grandes, sugiriendo un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Estos hallazgos subrayan la importancia de enfoques dietéticos y de estilo de vida personalizados para el manejo de condiciones metabólicas y cardiovasculares, proporcionando una base sólida para las recomendaciones dietéticas y de actividad física en pacientes con síndrome metabólico.
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